lunes, 6 de octubre de 2014



Día 24 de Mayo de 2014


Regreso a casa. Lástima que terminó...........






Curiosamente, termino mi BLOG el mismo día de mi cumpleaños. Este Camino ha estado lleno de casualidades, curiosidades y la suerte me acompañó todo el rato. Espero que los posteriores sean, al menos, como éste primero.


No esperaba yó un viaje tan larguísimo (14 horas y media) si nó, me lo hubiera pensado con el medio de transporte. Creo que prefiero hacer parte del camino de vuelta montado en la bici.......

El autobus, a pesar de ir casi vacío, paró en un montón de sitios para no recoger a nadie y casi siempre por carreteras nacionales, poca autopista creo yó.

Paramos una vez más tiempo para comer algo de cena y un par de veces más por el camino. Un verdadero castido de viaje. No entiendo cómo estos autobuses ded trayectos tan largos y que cambian de conductor 3 vecs en el camino, no són más confortables, con más espacio para las piernas y poder reclinar más el asiento para dormir.

Lo mejor, oir como el Madrid se hacía con la décima Copa de Europa aunque, la radio fallase casi todo el partido.


Llegué a Sevilla por la mañana y, a la media hora, cogí otro para Huelva. Al llegar a Huelva yá no podía más y monté la bici para, despues de desayunar en la estación, encaminarme a mi casa a 20 kms donde llegué sin que nadie me esperase. Nadie sabía que llegaría a esa hora.

Llegué igual que me fuí, sin que nadie lo supiera.
Parece mentira que poco dura lo bueno. No hace casi nada que estaba ahí mismo con mi mochila en la espalda dirigiendome a coger el coche para que mi hija me llevase a la estacion de trenes de Huelva y, yá estoy aquí de nuevo.

Esto se me ha hecho demasiado corto. Tenía que haberme aprovechado y haber terminado en Fisterra, algo que, seguro haré la próxima porque, habrá próxima. Ya no puedo desengancharme del Camino aunque me lo advirtieron no les creí....................................



 


De camino de Huelva a mi casa en Punta Umbría.






Fin del Camino por éste año.




Por fín la ansiada y sufrida Compostela y mi nombre en latín para darle más majestuosidad  "Josephum Michaelem". Ahí es nada....




Lista para la próxima aventura. La tierra que tenía debajo, la guardé antes de quitarle el transportín y lavarla.















Esta fué mi Guia durante todo el camino y me ayudó bastante. A pesar de todo, hice algún km de más por despistes.






**** Dedico éste Blog a la memoria de mi gran amigo Antonio Rasco, cuya supuesta sanación agradecí al Santo pero, al parecer, no lo oyó bien ó hizo lo que unicamente podía hacer por él, que descansara en paz. Buen amigo, la Concha Peregrina que tú me regalaste dias antes de partir a mi aventura y, que durante tantos kms llevé colgada en el manillar de mi bici, serán un recuerdo para siempre y, espero que volverá a hacer el Camino en tu memoria.Qué me hubiera gustado haberte contado todo ésto en persona porque sé que te hubiera gustado muchísimo.







Dia 14 en Santiago 24/05/14

En Santiago de Compostela

Hoy amanecí en Santiago y, salgo del Hotel con la intención de hacer muchas cosas.
Tengo que hacer fotos, comprar regalos para la familia y, solucionar el regreso de mi bici y yó a casa.

La ciudad está inundada de Peregrinos que pululan por todos los rincones del casco antiguo. En la puerta de la Oficina del Peregrino, hay una cola enorme de gente esperando para recoger su Compostela.
Es dificil ver a alguien de chaqueta, todo el mundo vá con ropa acorde con el peregrinar ya sea andando ó en bici. Pantalones de dos piezas, sombrero ancho para el sol, botas de goretex ó deportivas, cortavientos y, grandes mochilas a la espalda. En las manos un palo de avellano quizás ó unos bastones de aluminio.
Ayer a mediodía, yó era otro entre ellos. Ahora parece que estoy al margen, que soy un mero observador de éste mundo de soñadores.

Lo primero es lo primero y, me voy a la estación de buses para solucionar mi regreso. Todo listo y mi autobus saldrá para Sevilla a las 5,30 de la tarde.Són 76 euros por mi bici y yó.






El tema de los regalos me lleva casi toda la mañana yá que tengo problemas con la tarjeta para pagar despues de haber apartado los regalos en una tienda. Intento hacer operaciones bancarias con el móvil pero, una y otra vez fallan por lo que llega el momento de sentirme agobiado y desconcertado.

Finalmente, mi hermana, que sabe de que vá ésto, me hace una operación rara y lo soluciona.

Luego empiezo a buscar plástico de film para envolver la bici y no lo encuentro por ningun sitio ya que en la zona vieja, es dificil encontrar una ferretería.













Me doy un buen lote de andar y, finalmente en un supermercado grande compro dos rollos.
Un poco apretado de tiempo y nervioso, almuerzo en el mismo lugar de anoche, en Petiscos de Cardenal y corro hacia el hotel para recoger la bici y mis cosas.
Monto en la bici bastante incómodo por llevar zapatos de deporte con pedales automáticos y por aquellas calles de adoquines y, justito de tiempo, me dirijo a la estación de autobuses.






Llego y corriendo desmonto rueda delantera, pongo algunos cartones para proteger los cambios y discos de freno y le doy montones de vueltas de plástico alrededor mientras el chofer del autobús me avisa de que casi nos vamos.

El sudor me empapa todo el cuerpo debido a la prisa y el trabajo que estoy haciendo pero, por fín, consigo tenerla lista a tiempo.

La coloco en el maletero en el centro de pie, amarrada a la viga del centro de manera que, al final del viaje está perfecta y sin haberse movido ni un centímetro y, embarco al autobus sudando en cantidad y sin tiempo para compra una botella de agua para calmar la sed que tenía.

En la primera parada me escaqueo un poco y me consigo agua y un bocadillo (puyazo) de feria.
























jueves, 2 de octubre de 2014



Día 13 de Camino 23/05/14


De Melide a Santiago 54,23 kms

Fin del Camino......... por ahora.



Horreo visto desde la ventana del Albergue.




Vista desde el Albergue de Melide






Mi último día de Camino fué en parte, pestoso y, digo ésto por dos razones: la lluvia intermitente que me hacía quitar y poner ropa cada 5 minutos y la actividad ganadera abundante en la zona por dónde pasaba.
Las vacas gordas abundaban en bonitos prados verdes y, dejaban su "penetrante" aroma en el ambiente.
Despues de tanta cuestecita y tanta agua, los horreos me parecía "horreorosos".

Algunas veces, si hubiera tenido una pinza de la ropa, me la habría puesto en la nariz.

Los caminos eran en su mayoría asfaltados, estrechos y rompepiernas con cuestas cortas pero mortales de necesidad.




La vista de éste cartel, aunque parezca mentira, no me produjo alegría ninguna sino todo lo contrario. A medida que se acercaba la meta, me embargaba un sentimiento de tristeza como si sintieras que toda esta maravilla se fuera a desvanecer de pronto, nada más divisar las torres de la Catedral.






Paré a hacer la foto a ésta pared porque el rotulo me daba la razón en cuanto a mi opinión de que, a la vez que ves auténticos peregrinos con fé ó sin ella pero respetuosos con el Camino, tambien ves "peregrinos farsantes" limpitos y con ropa de marca que, sólo se engañan a ellos mismos. Esta "especie" de "turigrino" hace daño al Camino y a su imagen. Hay otros sitios más adecuados para éstos individuos/as.




No me podreis tachar de pija ó planchao verdad? El tiempo en el que tuve puestos los cubrezapatillas, me originaron una herida en la parte de atrás de ambos tobillos con lo que, si no pienso lo que cuestan, los tiro en el primer contenedor que encuentro.
Recomiendo dos bolsas de plastico, una de ellas de Covirán y, de camino le hago propaganda a mi primo Gaspar y funcionan de lujo. Llegas con los pies secos y limpios. LLegaron hasta el Monte O _Gozo porque dejó de llover si nó, llegan hasta el mismisimo Santiago, no hay problema.




El Monte O Gozo, dicen, que es el primer sitio desde donde se divisa Santiago, yó no ví nada desde allí.


Frente a éste monumento había una Ermita y un kiosco al lado con una señora gallega que hacía bocadillos y allí mismo me trinqué uno bien puesto. Le prometí a la señora que la próxima vez que volviese le traería sol de mi tierra, que había salido de allí con más de 35 grados con la playa llena de gente bañándose. Y yó buscando una concha por toda la playa pasando calor. al final no encontré ni una y fué mi gran amigo Antonio el que me dió la que paseé colgada delante de la bici, durante mi largo camino.


Otro compañero fiel de viaje fué el pañuelo rociero que me prestó mi hija Paloma. Era lavar y poner todos los días. Baste fresco me quitó de la garganta.

Definitivamente pienso que el agua como que no me vá de ésta manera porque, por otro lado amo el mar y el navegar pero, es distinto. Yo por lo menos, lo veo distinto.....................

Nada más dejar el Monte O Gozo, bajas una escaleras largas y, por el filo de la carretera en nada te plantas en la entrada de Santiago.
Tienes una sensación rarísima, de alegría y tristeza a la vez dificil de explicar.

Cuando pisas el casco viejo de Santiago, la emoción está a tope y las lágrimas te salen sin pensar. LLegas a un sitio porticado con escalones donde tienes que desmontar de la bici y donde siempre hay un hombre tocando la gait y yá es lo máximo cuando entras en la Plaza del Obradoiro. Yó solo decía, agitando el puño con rabia ¡¡¡bien, bien, bien, bien, lo conseguí, he llegado, he podido con ésto¡¡¡ 



Lo primero, cómo nó, fué sacar del fondo de las alforjas, la bandera de mi pueblo Punta Umbría. Bandera que no me dieron en mi ayuntamiento pero sí me prestaron en el Club mío (gracias Juan Olivera) Esta bandera hizo muchísimos kilómetros desde casa a Saint Jean en Francia y de allí a Santiago por ésos caminos. Ahora está de nuevo en su sitio en el Club, con su historia particular. No todas las banderas pasan por ésas aventuras.......
Otra cosa, y me lo llevé adrede, fué lucir allí el maillot del antiguo Club Ciclista de Punta Umbría, prenda con muchos años yá y muchos kilómetros.










Lo primero despues de las fotos, fué entrar en la Catedral y ver al Santo, dándole el abrazo prometido y dándole las gracias por mi buen Camino y por mis amigos y padre enfermos, por su recuperación. En uno me fallastes Santiago y no me lo podía callar. El, mi gran amigo del alma Antonio Rasco, me dió la Concha que, como mascarón de proa, dirigió mi Camino hasta tí. Igual no se pudo hacer más y me quedará la duda.

En una tienda de Bicigrino junto a la fuente y, por indicación del señor que allí estaba, dejé mi bici cargada durante mi visita al Santo. Gracias amigo por tu desinteresada ayuda.

Recuerdo, tambien, el gran dolor de pies que me producía andar por Santiago buscando alojamiento con los zapatos de bici. Un poco más y me descalzo.

Despues no había tiempo que perder y tenía que buscar alojamiento. En el casco viejo se me antojaba complicado y pregunté por teléfono al amigo Puntiti que yá estuvo aquí antes. Al final tampoco fué donde me dijo porque no lo encontré y fuí a parar al Hostal Lasalle.

Llegué allí, como otras veces en el Camino, a lo John Wayne, con las alforjas al hombro, como cuando le mataban el caballo. Me hacía un daño grande en mis huesudos hombros apurados de tanta paliza y me dan una habitacion compartida para cuatro.

Subo las escaleras y paso la tarjeta y abro la puerta, cargado como iba y ¡¡¡¡sorpresa¡¡¡¡¡ me encuentro un señor muy pequeñito en pelotas con el cuello a un lado, con lo que sólo divisaba su gran cabeza calva y un pelo blanco alrededor, acabado en una cola larga blanca.

No sé quien se sorprendió más pero éste empezó a rallar en italiano y yó a intentar convencerlo de que la cama 3 era mía, enseñándole el papel que me habían dado.

Las alforjas haciéndome daño en el hombro y al tío no había quien lo convenciera. Además yó no estaba para mucho discutir, estaba harto y muy cansado.

Le dí la espalda y me encaminé al ascensor cabreado y cuando miro venía detrás por el pasillo, esta vez con un pantalon corto, menos mal.

Entramos juntos al ascensor y no paraba de relatar con lo que salí antes que él y me dirigí a la recepción diciendole a la mujer que me cambiara de habitación, que no iba a dormir con un loco semejante. Un tipo pequeñito y cabezón me estaba haciendo perder la paciencia que había conseguido meter en mi cuerpo despues de tantos días.

Tuve suerte y al final me dió una habitación para mi sólo por el mismo dinero. Mientras me alejaba hacia mi nuevo destino, allí en la recepción trataban de convencer a semejante ceporro italiano.

Despues la chica de la recepción, con una mueca de sonrisa,  me confesó que otro hombre alemán, antes que yó, tambien fué quejandose de que el tipo estaba loco. ¡¡lo podías haber dicho antes hija¡¡

La habitación, parece ser que era una celda de convento ó algo así, muy pequeñito pero, un auténtico lujo para mí en ése momento despues de haber dormido 13 dias en albergues.

En cuanto me vestí, me dirigí a la Oficina del Peregrino con mis Credenciales en busca de mi ansiada y merecida COMPOSTELA.

Al llegar en la entrada había una buena cola que, para colmo, se complicó con algo de lluvía pero, al fín despues de un largo rato, salía por las puertas con mi Compostela con mi nombre en latín, metida en un tubo de cartón ¡¡bien¡¡








Ahora tocaba darse un merecido homenaje en forma de comida y, si fuera algo de marisco, mejor. No mucho lujo porque las arcas estaban fritas.



La calle principal estaba llena de sitios buenos para comer y yó, con frio y hambre, miraba todos los escaparates y cartas de precios de todos los bares.
En un arranque me metí en uno y me pedí una docenita de navajas que devoré en segundo con lo que, seguia muerto de hambre.
Recordé que mi amigo Puntiti me nombró no se qué del Obispo ó algo por el estilo y fuí preguntando cuando descubrí un bar de pinchos que ponía algo del Cardenal, (el Obispo había ascendido)



 ¡¡Madre mía que pinta tenía todo¡¡ Entré como un poseso y pedí varios pinchos de una vitrina que deslumbraba encima de la barra.
En la foto se puede ver que no pude esperar a hacer la foto para darle un bocado.........
Estaba todo buenísimo, tal que al día siguiente no busqué otra cosa y fuí directo al sitio.
Despues paseé y paseé y disfruté de la majestuosidad de Santiago hasta qué, el frio volvió una vez más a decirme que me recogiera y que fuera buscando la camita acogedora que me esperaba.
Mañana será otro día y, además muy largo como yá contaré..........



Aquí fué donde no pude dormir por culpa del loco italiano, obsesionado con que la habitación era sólo para él.
Al final acabé mejor porque me dieron una habitación para mi sólo por el mismo precio.


miércoles, 1 de octubre de 2014



Día 12 de Camino 22/05/14

De Triacastela a Melide 85,61 Kms

Hoy me he metido entre pecho y espalda 6,10 hora de bici. La salida de Triacastela la demoré todo lo que pude porque la lluvia no me dejaba empezar. Hice un buen desayuno como premonitorio del diita que me esperaba.
Tenía por delante y, como gusta de decir a mi amigo Puntiti, un desnivel acumulado de 1500 metros hasta el destino en Melide.
Galicia es diferente a todo lo visto anteriormente en el Camino. El clima es distinto y, el terreno tambien, evidentemente.
Las nubes parecen que las tienen amarradas alli y, te llevas todo el día, entredientes, diciendo: ¡¡no va a estar verde¡¡ en clara alusión al lote de agua que te viene encima.
El terreno, el peor para las piernas. Es un auténtico "rompepiernas". Allí no hay nada llano ni dentro de las casas. Cuando coges una bajada no te hace ni ilusión porque, sabes que una vez llegues abajo, seguidamente viene otra subida y otra bajada y otra subida...............
Tenía un descontrol de ropa en lo alto con tanto sube-baja. Lo mismo me aligeraba de ropa subiendo que, me helaba de frio al bajar entre el sudor y la lluvia.
Y el olor ¿que me dices del olor? La cantidad de ganado vacuno que pastorea por esos montes y las granjas, desprenden un aromita muy peculiar y denso.
Por el arcén de la carretera y en dirección a Samos salí temprano esperando que el día fuese venébolo conmigo, cosa que no ocurrió.
En poco más de una hora estaba divisando el famoso Monasterio de San Julian de Samos, a un lado de la carretra regido, desde hace siglos por monjes benedictinos.







En las fotos se puede apreciar el "plan" que tenía el día. Llovía y paraba continuamente y yó con la idea en mente de comprarme un pantalón para el agua. Error por mi parte porque, como pude comprobar despues, es insoportable sobre todo en bici.

Recuerdo cómo pisaba el capote con el culo y mordía el gorro de éste para que no me entrara agua. Por otro lado el gorro con el casco encima tambien es insoportable por lo que, la mayor parte del tiempo lo llevaba quitado.

Poco despues llegué a Sarria y pregunté para comprar el famoso pantalón. Llegué a una tienda especializada en ropa y útiles para peregrinos y, los pantalones se habían agotado.

Pregunté y me mandaron a un chino en frente. Compré un conjunto de pantalón y chaquetón porque éste iba junto. Yó que todo el Camino iba dándole  vueltas a la cabeza cómo podía aligerar peso y, me meto más.

El pantalón me duró puesto 10 minutos máximo porque, despues de amarrarlo por abajo con dos cordelitos para que no se engancharan en los pedales, lo incómodo pegado a las piernas y que, para colmo, enganché la botella del agua que salió rodando cuesta abajo en medio de la lluvia, decidí dar por concluida la misión del pantalón deseado.

Me daba igual mojarme de la cintura para abajo pero no podía andar ni un metro más de ésa manera.

Varias veces me tuve que refugiar de la lluvia debajo de puentes ó cualquier cachito de techo que encontraba. A la salida de Sarria entro en una de las zonas más oscuras y humedas de todo el camino con bosques de robles y pinos.
 

Luego, el cielo decidió darme una tregua poco antes de divisar el Embalse y puente sobre el Miño que sirve de marco al bonito pueblo de Portomarín despues de una larga bajada de 6-7 kms. 



La llegada a Portomarín es preciosa y se hace a traves de un largo puente sobre el Miño. Por lo visto el pueblo antiguo está debajo de las aguas del pantano.
Cuando llegas alli, ves de frente una torre a la que se accede por unas larguísimas escaleras donde, todo el mundo se hace las fotos de rigor. A la derecha de las escaleras la carretera de acceso al pueblo pica para arriba unos 3 kms hasta llegar al pueblo. Antes en un bar a la dcha, me dan un puyazo bueno con una cerveza que me tomé. O hace mucho que no me tomo una cerveza en un bar ó me lo dieron.........

 En 1959 las obras del embalse de Belesar provocaron la inundación del pueblo y la pérdida del puente construido por Pedro Peregrino, a excepción de unos restos. A la nueva población se trasladaría completa piedra a piedra, la Iglesia de San Nicolas ó San Juan y la portada occidental de la de San Pedro.


Puente sobre el Miño que dá acceso a Portomarín.






Escaleras famosas de Portomarín que suben los que van andando.




Me sorprende ver a la mayoría de gente fresca, y los comparo con la gente que vi por Castilla León súper castigada que no podía casi caminar. Muchos iban sin mochila y muchísimos de ellos que parece que van de paseo. Esto es porque desde Sarria son los últimos 100 kilómetros y para la gente que va andando con estos 100 ya les dan la compostela.


Escalera y la capilla Neves, en
Portomarín






Ayuntamiento de Portomarín



http://www.avalonc.com/aregueira/galerias_de_fotos/pueblo/paisajes/verano/2004/portomarin/images/IMG_0015.jpg
Iglesia de San Nicolas ó San Juan.





Iglesia de San Juan






Foto que me hicieron unos ciclistas que llegaron juntos conmigo a la plaza de Portomarín. Aquí estoy en una esquina del Ayuntamiento junto a una estatua de Santiago. No me explico cómo conservaba aún los cubrezapatillas con el daño que me hacía las cremalleras en la parte trasera del tobillo. Ese día estaba fundido.
Busqué una tienda y me compré para hacerme un bocadillo.
Al salir de Portomarín la tónica del día, cuesta arriba cuesta abajo, dejé a mi izquierda una fabrica, creo que de abonos por el pestazo tan grande que daba y divisé a lo lejos tres ciclistas todo de negro y, al rato los tenía cerquita. Ví que eran dos mujeres y un señor maduros con bicis híbridas y alforjas, todo de negro. El llevaba alforjas incluso delante.
Los adelanto, llevandomé el guantazo sobaquero del señor de negro y los dejo por detrás pero, curiosamente, cuando llevaba un rato solo, veo que se me acercan y se me ponen a rueda.
Inexplicablemente me sobrepasaban y ellos iban a más y yó a menos. Durante un rato intenté seguirles la rueda pero no había forma ¡¡tenía un pajarón enorme en todo lo alto¡¡¡¡ . LLevaba desde el desayuno sin comer nada y, me había pasado factura el "señor del mazo" .
Paré en una aldeita a la izquierda y, despues de un rato tumbado en un banco, le metí mano al bocadillo a ver si mi motor volvía a funcionar, aunque fuera sin turbo por lo menos normal.
Comí todo lo que llevaba y andé un poco para espabilarme y tomé de nuevo camino, esta vez más suave y controlando con las "orejas gachas" por el varapalo sufrido. Tres personas mayores me pusieron los "pies en el suelo"........
Aldeita donde paré a reponerme un poco









El resto hasta Melide fué por el arcén ya que el cuerpo no daba yá para florituras y 86 kms en las condiciones que se había dado el día estaban más que bien para mi.

La llegada a Melide es en pendiente larga y tendida. LLegué hasta el mismo centro y pregunté por los albergues dirigiendome despues al Albergue Municipal.
Fué una buena elección yá que estaba en perfectas condiciones de limpieza y con poquita gente. Enseguida me duché y pregunté a una parejita , vecina de literas por un sitio para comer y me dijeron que ellos irían a la pulpería de Ezequiel cosa que me pareció buena idea ya que alguien me había soplado yá las "excelencias" de tal sitio.
Cuando salía del albergue llovía (que raro) y fuí saltando charcos ya que llevaba los zapatos de deporte y por debajo de todas las cornisas hasta que llegué a la pulpería.
En la misma entrada había un cocedero de pulpos que no paraba y una señora con tijeras cortando pulpo a toda pastilla.
Me senté en una mesa de madera corrida y, pedí como nó, una tabla de pulpo y vino del terreno, ademas de un completo de patatas huevos y carne.
Enseguida estaban el pulpo y el vino en un "pote" de porcelana blanca en la mesa que sucumbió en mis fauces en minutos.
Al rato y ante mi grata sorpresa, aparecieron por la puerta, dos viejos conocidos del camino. Los dos cuñaos que conocí en Rabanal habían llegado a Melide a la vez que yó y me dió mucha alegría pareciendo que nos conocíamos de toda la vida. a partir de ése momento buena charla con Ribeiro de pote y luego café negro ahogado en orujo a granel.
Salí, la verdad, bastante a gusto de la Pulpería de Ezequiel, hasta tal punto que creo que ni me despedí de los colegas ni les pedí el telefono para un posterior encuentro. Ahora me arrepiento.
De ahí al albergue a descansar para mañana afrontar el último día de mi Camino.







Albergue Municipal de Melide