lunes, 6 de octubre de 2014



Dia 14 en Santiago 24/05/14

En Santiago de Compostela

Hoy amanecí en Santiago y, salgo del Hotel con la intención de hacer muchas cosas.
Tengo que hacer fotos, comprar regalos para la familia y, solucionar el regreso de mi bici y yó a casa.

La ciudad está inundada de Peregrinos que pululan por todos los rincones del casco antiguo. En la puerta de la Oficina del Peregrino, hay una cola enorme de gente esperando para recoger su Compostela.
Es dificil ver a alguien de chaqueta, todo el mundo vá con ropa acorde con el peregrinar ya sea andando ó en bici. Pantalones de dos piezas, sombrero ancho para el sol, botas de goretex ó deportivas, cortavientos y, grandes mochilas a la espalda. En las manos un palo de avellano quizás ó unos bastones de aluminio.
Ayer a mediodía, yó era otro entre ellos. Ahora parece que estoy al margen, que soy un mero observador de éste mundo de soñadores.

Lo primero es lo primero y, me voy a la estación de buses para solucionar mi regreso. Todo listo y mi autobus saldrá para Sevilla a las 5,30 de la tarde.Són 76 euros por mi bici y yó.






El tema de los regalos me lleva casi toda la mañana yá que tengo problemas con la tarjeta para pagar despues de haber apartado los regalos en una tienda. Intento hacer operaciones bancarias con el móvil pero, una y otra vez fallan por lo que llega el momento de sentirme agobiado y desconcertado.

Finalmente, mi hermana, que sabe de que vá ésto, me hace una operación rara y lo soluciona.

Luego empiezo a buscar plástico de film para envolver la bici y no lo encuentro por ningun sitio ya que en la zona vieja, es dificil encontrar una ferretería.













Me doy un buen lote de andar y, finalmente en un supermercado grande compro dos rollos.
Un poco apretado de tiempo y nervioso, almuerzo en el mismo lugar de anoche, en Petiscos de Cardenal y corro hacia el hotel para recoger la bici y mis cosas.
Monto en la bici bastante incómodo por llevar zapatos de deporte con pedales automáticos y por aquellas calles de adoquines y, justito de tiempo, me dirijo a la estación de autobuses.






Llego y corriendo desmonto rueda delantera, pongo algunos cartones para proteger los cambios y discos de freno y le doy montones de vueltas de plástico alrededor mientras el chofer del autobús me avisa de que casi nos vamos.

El sudor me empapa todo el cuerpo debido a la prisa y el trabajo que estoy haciendo pero, por fín, consigo tenerla lista a tiempo.

La coloco en el maletero en el centro de pie, amarrada a la viga del centro de manera que, al final del viaje está perfecta y sin haberse movido ni un centímetro y, embarco al autobus sudando en cantidad y sin tiempo para compra una botella de agua para calmar la sed que tenía.

En la primera parada me escaqueo un poco y me consigo agua y un bocadillo (puyazo) de feria.
























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